17 jun 2012

17 de Junio de 2012
Hora: 04.56

Hace cuestión de tres años y poco más, empecé lo que a día de hoy parece que está llegando a su fin: mi carrera universitaria. Desde pequeño siempre he odiado las despedidas, esa sensación de un nudo en el estómago e un intenso malestar, de opresión, de agonía, que te impide casi casi respirar. Odio tener que despedirme y alejarme de aquellos a los que quiero, y a decir verdad, sé que esta vez no es como la anterior, pero debo admitir que jamás creo que encontraré, una clase universitaria con tan buen rollo como la que yo tuve. Es muy difícil que 90 personas se lleven bien. Y es verdad, no todos nos llevábamos bien, pero sí que había un vínculo, algo que nos unía a todos, algo que nos ha mantenido a todos de buen rollo o al menos, sí en determinadas y contadas ocasiones.

Anoche fue nuestra última cena todos juntos. Jamás había ido a una fiesta en alta mar en un catamarán con barra libre. La experiencia es recomendable, pero a mi no me terminó de calar hondo, el hecho de que la superficie no estuviera en superficie fija y sólida y aquello se balanceara al ritmo del vaivén de las olas, hizo de gran parte de los asistentes, una gran baja grupal. Náuseas, vómitos y para rematar, tristeza, un cóctel mortal, hecho por el cual, volvimos al puerto antes de tiempo para dejar en tierra firme a parte de nuestra tripulación.

Sé que esto jamás lo leerá nadie de mi clase, o al menos no hasta que alguien lo encuentre. Sé que últimamente me he ausentado mucho, y me siento culpable por en parte, "haberlos dejado de lado", aunque sé (porque es lo que siento) que tampoco me han echado mucho de menos. No he conseguido llevarme bien con todo el mundo, y tampoco, ni mucho menos, era mi propósito hacerlo aunque sí que haya mantenido por breve que se tratara una conversación con todos y cada uno de ellos, motivo por el cual, me gustaría pedirles perdón, por no haber dado todo lo que pude o no haber sido capaz de ello. Y gracias, gracias también por la noche que fueron capaces de brindarme. No sé cuanto tiempo pasará para que nos volvamos a encontrar juntos de nuevo otra vez, pero sé, que noches como la de ayer, permanecerán por siempre en mi recuerdo.


"y de nuevo, con el sentimiento y necesidad de marchar, pero nunca de huir, si no de explorar"

1 comentario:

Jordi V. dijo...

m'has emocionat, ferranet

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